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Muestra | Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo | Viginia Chouhy y Julián Astelarra

22 Octubre
- 10 Diciembre 2021
Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo | Viginia Chouhy y Julián Astelarra | Curaduría de Gaspar Nuñez

Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo | Viginia Chouhy y Julián Astelarra | Curaduría de Gaspar Nuñez

Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo | Viginia Chouhy y Julián Astelarra | Curaduría de Gaspar Nuñez

Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo | Viginia Chouhy y Julián Astelarra | Curaduría de Gaspar Nuñez

Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo | Viginia Chouhy y Julián Astelarra | Curaduría de Gaspar Nuñez

Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo | Viginia Chouhy y Julián Astelarra | Curaduría de Gaspar Nuñez

Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo | Viginia Chouhy y Julián Astelarra | Curaduría de Gaspar Nuñez

Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo | Viginia Chouhy y Julián Astelarra | Curaduría de Gaspar Nuñez

Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo 
Virginia Chouhy y Julián Astelarra
Curaduría: Gaspar Núñez Virginia Chouhy (Crudo, Rosario) y Julián Astelarra (Acéfala Galería, CABA)
Coproducción entre Crudo + Acéfala Galería

En Rosario se celebra la 5ta edición de la Microferia de Arte. Una feria de arte, que cuenta con las particularidades de ser la primera presencial en el país desde el comienzo de la pandemia - donde todas las galerías participantes y artistas compartirán el mismo espacio físico - y además lleva una consigna desde la organización, que es la de “invitaciones”. Los stands deben ser compartidos por una propuesta conjunta entre dos galerías, un espacio ideal para el reencuentro. En esta edición Crudo Arte Contemporáneo y Acéfala Galería, presentan conjuntamente a Virginia Chouhy y Julián Astelarra. Bajo estas premisas surgió la idea de extender la presentación en la feria, ideando una muestra en colaboración. El viernes 22 de Octubre, en la noche de las galerías de Rosario se inaugura “Si tendiera mi lecho en el fondo”, de Virginia Chouhy y Julián Astelarra, con curaduría de Gaspar Nuñez.

Texto

si tendiera mi lecho en el fondo del abismo
Si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, allí estarías vos.
Y si me elevara por sobre las alas del alba, o me estableciera
en los márgenes del ancho río, también allí estarías vos.

Hay quienes ven en un edificio una casa eterna; saben leer en sus paredes el futuro. Y hay quienes ven en las paredes de una casa eterna, un lugar de trofeos de guerra. O un museo, que desde sus comienzos fue lo mismo.
Se dice que un museo es también un mausoleo: una tumba honrada hecha para aquellos laureles.
Muchas veces se soñó con la anulación de las tumbas. Ese sueño era compartido con la desaparición de los museos, su incineración. Malevich dejó dicho que esos fastuosos templos levantados para el resguardo de la memoria y las musas debían quemarse por completo para reducir su volumen y materia, de los que sólo servirían sus cenizas.
Así, el arte de toda una época no es más que la fabricación de trofeos de guerra, ya que entonces, el arte era la guerra misma. Pero ciertxs artistas hoy parecen estar abocadxs en construir puentes, antes que quemarlos. O ya bien multiplicarlos, para estallar el pasado como punto fijo y concluso.
Desde este lugar ambiguo producen Virginia Chouhy y Julian Astelarra, entre la reconstitución y el saqueo del pasado.
Donde lo volátil de un paisaje que desaparece ante nuestros ojos es abordado de una forma casi arqueológica. Chouhy se propone trabajar con los restos de una extensión acotada de la isla, arrasada por los incendios de algunos meses atrás. Ella encuentra un lugar inhóspito que guarda en sí tiempos y lugares que parecieran incompatibles o irreconciliables; lo que no es otra cosa que la definición de museo. Las orillas de enfrente hablan muchas lenguas, desplazan el aire de modo tal que los sentidos deben reeducarse, como también la memoria.
En Astelarra, los frescos técnica pictórica de mayor perdurabilidad y proyección en el tiempo, que antiguamente se realizaba como revoque en muros se ponen en tensión con las exigencias de fragilidad vertiginosa del hoy. Aquí, el fresco adopta las capacidades del durlock: su autonomía, versatilidad y liviandad; sin embargo, se extrema la especificidad de la obra con su ubicación.
Ante el mínimo movimiento, este fresco se derrumba. El artista no pretende ya sortear el horizonte de la historia, sino que se ubica en ese espacio liminal, donde se encuentran los tiempos. Chouhy y Astelarra abren un espacio donde podamos ser indefensxs como niñxs, porque la debilidad es el más bello de los valores, y la fuerza no es nada. Se sabe que al nacer somos débiles y flexibles. Al morir, durxs como árbol viejo. Rigidez y fuerza son compañeras de la muerte. Ductilidad y vulnerabilidad son los gestos de la frescura del ser.

Gaspar Núñez